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sábado, 6 de junio de 2020

La historia de Jon Hákarl Capitulo 3



La historia de Jon Hákarl continua con esta tercera parte


¨Quizá deberías aprovechar la visita a la ciudad para comprar unas botas nuevas", dijo sonriente Grizz. "Y seguro que tú vendes buenas botas de piel, bribón", respondió alegre Jon mientras miraba el carro cargado de pieles y ambos estallaban en una carcajada. Al anochecer, acampan en un prado cercano y preparan un estofado. Es entonces cuando Jack mira a Jon y pregunta: "¿Es cierto que eres un...?" "¡Silencio muchacho!", lo reprendió su padre. Jon fijó la vista en el pequeño y replicó: "Te contaré una historia chico".




"Nací en un pueblo de la costa oeste llamado Fiskur Hús", comenzó Jon, si bien llamarlo pueblo era quizás ser muy generoso. Se trataba más bien de una aldea, puede que ni eso, pues apenas contaba con 3 familias. "La vida era dura, animales de granja y la mar era cuanto teníamos. Pocas posibilidades de prosperar y nada de valor que defender mas allá de nuestras vidas. Pero en los tiempos oscuros, hasta la vida se convirtió en moneda de pago" completó Jon y Jack se estremeció al oírlo.




Junto al fuego, Jon continuaba su historia: "Hacía 10 años que Sigrid "El Conquistador" había unificado el continente bajo una sola bandera. Pero unas fiebres estaban ganándole la batalla que nunca perdió con la espada. Sus generales lo sabían y la desconfianza había crecido entre ellos. Todos querían un trozo del reino y no estaban dispuestos a servir a ningún otro señor. A la muerte del Rey, la guerra fue inevitable. Se cruzaron espadas, se pronunciaron amenazas y la paz se rompió en mil pedazos".





"Uno de los generales, Cynfor Blaidd, se autoproclamó Rey en el Norte y erigió un castillo a orillas del bosque de Lichtwald que sería la capital de su reino: Wolfthir. Reinaba junto a su hijo Fenrir y su fiel escudero Arth Marw. Pero las guerras no se ganan con castillos si no con soldados. El Rey Blaidd no reclamó diezmos a sus vasallos si no jóvenes fuertes y sanos que sirvieran sus deseos de gloria y conquista. Mi padre recibió una oca y a tú edad me convertí en montaraz al servicio el Rey", proseguía Jon mientras Jack escuchaba atentamente.



Para defender el acceso al norte desde el sur levantó la atalaya de Dol Hûl. El cuerpo de montaraces se convirtió en mi familia y la atalaya en mi hogar. Al frente de la guarnición se encontraba Torrance, un tipo rudo pero de buen corazón. Junto a él vivíamos Pine, Keyne, Anwil, Tremain y yo mismo. En aquella pequeña morada no había apellidos. Todos reclutados del mismo modo, y aun así, hermanos.





"Durante 11 años vigilamos y protegimos la frontera sur, hasta que una mañana de primavera las tropas del León asaltaron la atalaya. El atroz combate terminó cuando fui el único montaraz en pie. Se me perdonó la vida y las huestes del León avanzaron hacia Wolfthir, reduciéndola a escombros antes del otoño. El Reino del Norte se desvaneció"





"Hace unos meses, en una taberna de Cildraeth, un hombre se acercó a mí. Aunque no portaba emblemas en sus ropajes, reconocí su rostro al instante. Me ofreció un trago como pago por mi tiempo y se sentó a mi mesa. Dijo que necesitaba mi ayuda para entregar una carta en la ciudad y acepté" "¿Quién era? ¿A quién va dirigida?" Interrumpió Jack. Jon se tomó un segundo y respondió: "Al rey de estas tierras, Lars Mähne".




Continuará...