El camino español I.
Una de las cosas que más me gustan y con las que más disfruto es viendo y estudiando dioramas, que creo es una de las mejores maneras de aprender, y sobre todo cuando tienes la posibilidad tanto de ver la larga preparación que tiene el diorama como su montaje.Meses y meses buscando piezas, creándolas, pensando imágenes y escenas, y luego llevarlas a la práctica, como dije más de una vez, hay que respetar y mucho a los montadores, tarea ardua y difícil, más cuando rayas la obsesión por el perfeccionismo como es en este caso.
Es un paseo por la época, con el que soñamos muchas veces y que desde luego transmite el aroma a picas y mosquetes que se respiraria en ese momento, con todo el realismo que se puede representar con Playmobil, una gran lección de historia.
El montaje se realizó en el museo de la ciudadela de Jaca, en conjunto de una serie de dioramas que son de un altísimo nivel, y que los socios de Aesclick, han dejado el pabellón muy alto.
En este diorama, no quiero dejar de hablar de Rosa, la mujer de Miguel, que llevo a cabo muchas escenas y que realizo mucho del trabajo que se ve.
Ahora os dejo con las palabras y fotos, con explicaciones del propio Miguel, que podéis ver tanto en playclicks como en el foro de aesclick.
“ Una parte de la historia de los Tercios Españoles...
El denominado Camino Español, Camino de los Españoles, Camino de los Tercios Españoles o Corredor Sardo, era la ruta recorrida por la infantería Española durante los siglos XVI y XVII que partiendo desde el Milanesado llegaba hasta Flandes; unos 1200Km no siempre utilizando el mismo trazado, y que mediante etapas diarias, siempre previamente concertadas, iba atravesando llanuras, valles, ríos, lagos y montañas por territorios "relativamente" seguros...
., que o bien estaban bajo el poder de la monarquía Hispánica de los Austrias, o bien bajo su influencia, permitiendo a los Austrias mantener su hegemonía en Europa.
Dicha ruta terrestre para llevar dinero y tropas españolas a la guerra de Flandes, fue utilizada por primera vez en 1567 por el III duque de Alba de Tormes, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel durante el reinado de Felipe II. La ruta, no era la más corta, ni tan siquiera era nueva, ya que comprendía una serie de caminos, senderos y pasos utilizados ampliamente desde la edad media; pero el mal tiempo que reinaba en el canal de la mancha; la enemistad manifiesta con Inglaterra, Francia y las provincias protestantes que dominaban el mar del Norte, hicieron aconsejable una vez debatido por el consejo del reino, establecer un corredor que de una forma lo más segura posible permitiese cumplir sus dos objetivos.
Siempre bordeando Francia, archienemigo de España, la ruta principal comenzaba en el Milanesado, después de cruzar los Alpes por el Ducado de Saboya (actual departamento de Saboya), pasaban el Franco Condado, Lorena, Luxemburgo, el Obispado de Lieja y Flandes hasta llegar a Bruselas
Una segunda ruta comenzó a utilizarse después de 1622 (debido a la alianza del duque de Saboya con Francia). Esta ruta partía de Milán y pasaba por los valles suizos de Engadina y Valtelina hasta el Tirol. De ahí bordeaba el sur de Alemania, cruzaba el río Rin en Alsacia y llegaba a Flandes por Lorena
La ruta de aprovisionamiento de tropas desde la península Ibérica, partía desde dos puertos principales de embarque, Cartagena y Barcelona, desde ellos eran enviados a Génova.
Dentro de ese ejército los soldados de la infantería Española constituían el núcleo duro, unas tropas profesionales, permanentes y voluntariamente reclutadas al son de tambores y ondear de banderas en una tierra dura, donde no regalan nada; unas tropas que marchaban orgullosas, unas veces por caminos, otras por simples veredas, que luchaba en silencio y que aguantaban estoicamente donde cualquier otro flaqueaba, así eran los Tercios Españoles.
Los verdaderos valedores en la defensa de un vastísimo entramado territorial, la élite de la élite entre las tropas prestas al combate contra los enemigos de su monarca.
No he sido el primero ni seré el último que realiza un homenaje a esta gesta que constituyó mantener operativo "El camino Español" durante tanto tiempo frente a tantos enemigos y ante tantas adversidades, otros muchos antes que yo, y no solo con el tema de los clicks..
Como botón de oro.
Este magnífico lienzo de Augusto Ferrer Dalmau
"El camino Español"
A otro nivel y con otros materiales, he intentado recrear la misma geste con la misma ilusión y ganas, no escatimando esfuerzos y poniendo todo mi empeño en que este Diorama saliera adelante..
Debo dar las gracias antes de nada a muchísima gente que me ayudado para poder ver cumplido este sueño, empezando por mi mujer y mis hijas, infatigables colaboradoras, pasando por Aesclick, y terminando en los mismos organizadores, en especial a Diego, tampoco puedo olvidarme de Alfredo, del Regimiento 64, de cazadores de montaña, el Galicia y heredero del Tercio representado en ese Diorama.
Muchos han sido los inconvenientes y problemas que he tenido que ir sorteando de todo tipo......, por tener hasta una huelga de estibadores en el puerto de Barcelona que impedía descargar los Barcos el dia anterior, hasta un evento real en esa misma ciudad, el cual podía representar no poder embarcar dependiendo como evolucionarán los acontecimientos.. Hasta haberme dado el alto la Guardia Civil por el camino debido a la cantidad de carga que llevaba el coche y indicarme que no podía continuar....
En fin, se montó. Eso es lo importante y atrás han quedado meses de duro trabajo de customización, recepción de material y elaboración de piezas.., que ha poco que uno se fije, verá que de todo hay..
Espero que os guste, tanto como me gusta a mi..,
Muchas gracias por vuestros comentarios o vuestras palabras de ánimo.
A los "problemillas" logísticos apuntados anteriormente, debo añadir el inconveniente de la presión que supone al realizar determinadas escenas tan específicas y no poderte dejar nada al azar, ( por tener el almacén a cientos y cientos de kilómetros, con mar de por medio incluido ) Obliga a tenerlo que tener todo milimetrado, repasado y revisado, ya que es imposible si falta algo solucionarlo... Y aunque no faltó nada y pude representar todas las escenas que tenía pensadas, la presión fue mucha...ya que hasta que no terminaba la escena, no podía respirar tranquilo...Lo que si me falto, fue tiempo, y aunque se cerró el último y había empezado el primero.., me faltó tiempo para a determinadas cosas haberles dado otro toque..
Las grandes obras de ingeniería romana, era solo un vago recuerdo, aún faltaban unos siglos para el resurgimiento de las obras de ingeniería civil terrestre y los caminos en esa época; no eran más que vías mal pavimentadas en el mejor de los casos, la mayoría caminos de tierra o senderos por los que se circulaba localmente de una ciudad a otra, o de una intersección de caminos a otra.
Por estas vías, al igual que en el resto de Europa, poco a poco desde hacía años el comercio se iba abriendo paso a medida que el renacimiento se iba consolidando y cada vez más comerciantes se alejaban más y más de sus centros logísticos convirtiéndose en una suerte de comerciantes itinerantes que circulaban por estas vías concertando previamente puntos aprovisionamiento y bases de descanso. Este concepto de viajar de un punto local a otro consecutivamente contando con unos puntos de parada para reabastecerse y descansar con el fin de comerciar durante todo un trayecto, y no tener que llevar todos las mercancías y tener que ir volviendo cada vez al punto de partida, con los Tercios, este concepto o manera de hacer, quedó ligado al ámbito militar en El camino Español.
A esta suerte de marchas y de puntos re-aprovisionamiento y descanso, ya sean estos, fijos o provisionales previamente concertados...,se las denominaba “etapas”. En cada etapa solía recorrerse una media de 20/25 km aproximadamente y las suma de todas ellas, constituye el camino Español. Dicho camino, fue la clave que permitió desplazar esos ejércitos hasta Flandes o plantarnos donde hiciese menester en la guerra de los Treinta años y repartir estopa a diestro y siniestro a los enemigos de nuestro Rey.
Lo importante era llegar al destino, cumplir la misión. Realizar una a una cada etapa a fin de completar todo el camino y que el cada uno de los Tercios, llegase totalmente operativo al escenario asignado. El final de cada etapa era el único momento que tenía la tropa para poder descansar, ya fuese en ciudades, en las afueras de pueblos, o bien en cruces de camino..
Normalmente cada gobierno provincial pedía ofertas de aprovisionamiento para una o más etapas (las ofertas las hacía muy frecuentemente un robin o letrado de uno de los tribunales provinciales de justicia, o bien un oficial del gobierno local). Los asentistas cuya oferta era aceptada, debían firmar una “capitulación” que fijaba la cantidad de alimentos que habían de proporcionar y los precios que podían exigir por ella.
Los asentistas estipulaban también el modo de pago. Algunas veces, sin embargo, las tropas tenían que pagar hasta el último bocado que comían, lo que significaba que los que habían malgastado sus escasos recursos tenían que caminar largas distancias, tal vez bajo la lluvia o entre el hielo, con poco o nada de alimento. Esto podía ser ocasión fácil de desórdenes o deserción. Como escribía en 1.573 un experimentado oficial, “venir el soldado mojado y haber de ir a comprar la comida y adereçarla, tengo por cierto que esto, y sacar cada día el dinero de la bolsa, los desgustaria”.
Saltaba también a la vista que el humor de los soldados empeoraba a medida que se prolongaba la marcha. El mismo diligente comisario escribió más tarde que “los soldados que habían viajado trescientas leguas sin una parada” merecían, y de hecho exigían, toda clase de consideraciones. Su afirmación era fácilmente demostrable. En la etapa de Bastogne (en Luxemburgo), en 1.577, el proveedor se vio obligado a vender unos 18.000 arenques perdiendo dinero en la venta, porque “los soldados se negaron a pagar más”. El mismo año el proveedor tuvo que vender en La Roche-en-Ardenne una parte del pan a precio inferior al oficial, porque “algunos oficiales de las tropas encontraron que los panes pesaban 23 onzas”, en vez de las 24 que estaban establecidas. Eran este tipo de chanchullos los que podían conducir realmente al desorden.
En aquellos mercados locales por donde se preveía que iban a confluir las tropas en un momento dado, se contrataba el suministro de alimentos con antelación. Así, cuando llegaban los soldados, la comida y el alojamiento ya estaban preparados. Luego todo desaparecía cuando los soldados se iban y el mercado seguía funcionando con total normalidad. Esto no solo evitaba empobrecer la región, sino que la enriquecía, y además mejoraba el mantenimiento de los ejércitos. El contrato se adjudicaba por una especie de concurso al licitador que ofreciera mejor precio o mejores condiciones. La compensación podía consistir, bien en un precio fijado o bien en exenciones fiscales. Alba se sirvió de las etapas que previamente habían organizado los franceses y finalmente las extendió al resto del camino.
Al llegar a la etapa los soldados eran alimentados por una cantidad de proveedores o cantineros que previamente habían hecho los arreglos en cuanto a la calidad, variedad, precio y forma de pago de los alimentos, que por supuesto salía de la paga o sueldo de los propios soldados y que administraba el asentista. Lo mismo ocurría con el alojamiento, si lo había, porque en general pernoctaban al aire libre o en pequeñas barracas. En cambio, la oficialidad se alojaba en la ciudad o pueblo más próximo.
En estas etapas que no siempre estaban bien organizadas, los soldados podían encontrarse después de una jornada agotadora de marcha forzada, con que no había suficientes alimentos o que sencillamente habían desaparecido, con lo cual generaba un gran malestar dentro de la fuerza.
Así en 1.601, un importante grupo de comerciantes y robins contrataron el abastecimiento de víveres para un ejército de españoles e italianos que se aproximaba en un gran número de etapas en el Franco-Condado, y ocurrió que abarcaron demasiado y no pudieron conseguir a tiempo provisiones para la etape de Baume-les-Dames. Ni siquiera avisaron a la ciudad de que se acercaban las tropas Como no se había preparado nada para la inesperada multitud, la gente de la ciudad tuvo que proveer a los iracundos soldados, 75 compañías, de alimentos y abrigo a sus expensas. Los magistrados formaron un registro especial para anotar todo lo que gastaron las tropas y, naturalmente, cuando la vida volvió a la normalidad, demandaron a los proveedores por el dinero gastado.
Además de víveres, era frecuente que las etapas tuvieran que proporcionar a las tropas medios para transportar la impedimenta. En los valles alpinos el transporte se hacía con acémilas, que llevaban cada una entre 100 y 125 kilos las mulas pequeñas, y entre 150 y 200 las grandes.
Cada varios días de marcha se daba uno de descanso, los llamados gistes, suponían una pérdida de tiempo, pero eran necesarios para que los soldados no se rezagasen o desfalleciesen por el cansancio.
Fuente.-arrecaballo.es"
Para no hacer interminable os dejo esta primera parte y en la siguiente continuaremos compartiendo gran cantidad de fotos y datos que Miguel compartio con nosotros.