El segundo de los dioramas que hemos montado como homenaje a la infantería de marina, representa la gesta de Cancela y Rama, dos soldados que se quedaron cubriendo la retira de su patrulla, ante mas de 1000 rebeldes cubanos.
Con la ayuda de Daniel, que creo el escenario y los rayaditos que diseño Meritxel, he querido recrear esa sensación de sacrificio, donde se puede pensar en dos hombre y un destino, o solos ante el peligro.
GUERRA DE CUBA
Cuando oímos hablar de la "Guerra de Cuba", normalmente nos trasladamos al año 1898, que fue cuando se perdieron los últimos territorios de ultramar ante esa potencia emergente que eran los EE.UU. de América. Pero realmente hubo tres “guerras de Cuba”, la Guerra de los Diez Años (1868-1878), la Guerra Chiquita (1879-1880) y la Guerra de la Independencia (1895-1898). Es en esta última en la que se ambienta el diorama que se expone.
El 24 de febrero de 1895 se inició en la isla un levantamiento conocido como el "Grito de Oriente". El escritor independentista José Martí consiguió que varios grupos rebeldes atacaran simultáneamente a las unidades españolas que guarnecían 35 localidades. Así comenzó la tercera Guerra de Cuba en la que la isla conseguiría la independencia.
Con motivo de esta nueva insurrección, el gobierno español decidió el envío urgente de una Fuerza Expedicionaria de más de 13.000 efectivos, entre ellos cuatro batallones de Infantería de Marina procedentes de todos los Departamentos.
El diorama que se expone en esta vitrina representa la acción de Piedra Picada en la que se vieron implicadas las tropas del Regimiento que había sido trasladado desde Ferrol.
El día 5 de junio de 1895, más de 2.000 insurrectos mambises atacaron en la zona de Piedra Picada, junto al arroyo de Aguas Claras, a la patrulla de Infantería de Marina del sargento Miguel González, compuesta por un cabo y doce soldados. Esta patrulla, perteneciente a la Segunda Compañía del Segundo Batallón del Segundo Regimiento de Infantería de Marina de Ferrol, estaba vigilando la vía férrea entre Gíbara y Holguín debido a su importancia logística. En un primer momento cayeron abatidos a tiros los soldados Carril y Feal, que fueron rematados por el enemigo a machetazos, y después el soldado Blanco, quien aunque presentaba heridas gravísimas, pudo ser rescatado con vida. Ante tal superioridad numérica del enemigo, los soldados José Rama Varela y Antonio Cancela Rodríguez, naturales de Laracha y Coristanco., se ofrecieron voluntarios para cubrir la retirada de sus compañeros, quedándose disparando desde la misma vía del tren. Cuando se les agotaron las municiones, y con una decena de cadáveres enemigos a su alrededor, sufrieron múltiples heridas de bala y machete que les ocasionaron la muerte. Su valerosa acción permitió que pudieran llegar refuerzos españoles antes de que se perdiera esta posición tan importante. Poco después, en ese mismo lugar se construyó un fuerte que llevaba el nombre de estos soldados. Igualmente se ordenó que ambos siempre figurasen en la nómina del Regimiento ferrolano y que se colocasen en todos los cuarteles del Cuerpo una lápida conmemorativa.
Con la firma del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898 terminó esta guerra, abandonando España sus demandas sobre Cuba, que declaró su independencia, y Filipinas, Guam y Puerto Rico fueron oficialmente entregadas a los EE.UU. por 20 millones de dólares.