BATALLA DE BRIÓN
El 25 de agosto del año 1800, una flota inglesa con más de 100 velas con una fuerza de desembarco de 15.000 soldados, principalmente de infantería y caballería, arribó por sorpresa a las costas ferrolanas con la finalidad de destruir la flota española. En la ría se encontraban 5 navíos, 4 fragatas, 2 bergantines y 6 cañoneros, y la guarnición alcanzaba cerca de 2.000 hombres que, junto con los voluntarios, no sumaban más de 3.000. Entre las tropas defensoras se encontraban 700 infantes de marina que en aquella época pertenecían al Cuerpo de Batallones de Marina.
El diseño de la defensa de la ría mediante distintas baterías costeras evitaba cualquier plan de forzar directamente la entrada o desembarcar en Ares, por lo que sólo cabría el acceso por las batidas playas del norte y superar el gran obstáculo de las montañas, siempre protectoras de Ferrol y donde las fuerzas defensoras podrían hostigar a las invasoras.
Fue de mañana, cuando el vigía de Monteventoso dio la voz de alarma. Los buques invasores pronto enfilaron hacia las playas de Doniños y San Jorge, por lo que se advirtió claramente la intención del enemigo. Rápidamente los buques españoles tomaron posiciones frente a la costa de La Cabana y La Graña, mientras las tropas que guarnecían los fuertes de las playas se replegaron al no poder hacer frente a las tropas invasoras que habían desembarcado.
Las primeras tropas defensoras al frente del capitán de navío Juan Bautista Topete empezaron a remontar la vertiente norte de la ría desde La Graña ganando las alturas de La Cabana. Al llegar a la cima por la tarde, comenzaron las escaramuzas contra los ingleses, que emprendieron una maniobra envolvente, hacia San Felipe y Serantes. El terreno, abrupto y arbolado, favorecía la defensa española, y los invasores comenzaron a disgregarse en pequeños grupos que eran fácilmente atacados, quedando el frente establecido en torno a Balón y Brión tras duros combates.
El día 26, el ejército inglés intentó un ataque directo contra el castillo de San Felipe con unos 4.000 hombres. El buen diseño de las defensas del castillo hizo que las compañías inglesas fueran batidas por los defensores desde los caminos cubiertos y aspilleras, con el apoyo de los cañones instalados en la cortina y en los baluartes, y el constante hostigamiento desde el Castillo de La Palma y los buques fondeados. Después de varios ataques, siempre rechazados, llegó la retirada definitiva inglesa hacia los altos de Brión. Al amanecer del 27 los ingleses comenzaron el reembarque para, a media mañana, poner rumbo hacia Vigo con la intención de atacar la ciudad, sin que lo hicieran finalmente.
La derrota británica mereció siempre el reconocimiento jubiloso de la historia local pero también el de los militares y gobernantes de la Nación, aún de los extranjeros; tal es el caso del conocido brindis de Napoleón en París: "Por los valientes ferrolanos".
El diorama representa esquemáticamente dos episodios, el desembarco en la playa con la destrucción de la batería defensiva y el propio ataque sobre Brión.